“Yo llegué con miedo, pero el agua me enseñó a nunca rendirme.” — Jere
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Pero el cambio fue más profundo de lo que imaginaban.
El padre de Jeremías no logró adaptarse al nuevo entorno y, tras un tiempo de dificultades económicas y emocionales, regresó a Venezuela. Desde hace casi dos años, no ha podido verlos.
Zulma quedó sola con Jeremías y su hermana menor, Carlota, enfrentando la vida en otro país, con la incertidumbre a cuestas y la determinación intacta. Sin embargo, se enfrentaron a otro reto que ha dejado huella en la familia como lo fue la xenofobia.
Un estudio de la Universidad del Rosario y la Universidad de Toronto (2024) reveló que muchas niñas y niños migrantes venezolanos enfrentan microxenofobia dentro de los colegios.
Se les llama con apodos, se les aísla o se les hace sentir que no pertenecen a ese lugar. Pequeñas humillaciones que, aunque parezcan insignificantes, afectan profundamente su autoestima y su deseo de aprender.
“Uno de los retos más difíciles fue la xenofobia”, cuenta Zulma. “Entendí que era algo con lo que íbamos a tener que lidiar. Nos tocó demostrar que veníamos a construir, a trabajar y a aportar.”
Para sus hijos, ella se convirtió en guía y ejemplo:
“Un día me senté con ellos y les dije que eran los embajadores de Venezuela, y que bajo esa bandera debíamos hacer las cosas bien”, dice.
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“Eso me marcó mucho”, responde Jeremías. “En el colegio intento ser buen compañero, sacar buenas notas y, con el deporte, demostrar que los migrantes también podemos aportar a Colombia.”
Después de nueve años, la familia ha reconstruido su historia.
Hoy Jeremías tiene 13 años y sonríe al decir:
“Lo que más disfruto en mi vida es nadar y compartir con mis amigos y familiares”
Cuando le pedimos que describiera su vida en tres brazadas, respondió sin dudar: Ocupado. Disciplinado. Feliz.
¿Por qué respondería así un niño de 13 años?
Porque Jere, como le gusta que le digan. tiene múltiples talentos y una vocación clara: liderar con propósito.
“Mi historia es como la de muchos niños migrantes”, cuenta. “Esta vocación se hizo más fuerte tras migrar con mi familia, enfrentar momentos difíciles y ver cómo otros niños, como yo, también viven situaciones que afectan su bienestar.”
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Desde muy pequeño, en los llanos orientales de Colombia, descubrió su interés por cuidar a los animales, proteger la naturaleza y participar activamente en su comunidad.
Al llegar a Medellín y estudiar en el colegio, fue elegido representante de grupo en varios grados. Pero su primer paso formal hacia el liderazgo lo dio en quinto grado, cuando fue elegido personerito escolar.
Durante ese año lideró proyectos como una huerta ecológica, la promoción del deporte a través del INDER* y la mejora del comedor escolar. También fue mediador de paz, escuchando a sus compañeros y buscando soluciones.
“Ahí entendí que desde mi posición podía lograr cambios, incluso con pequeñas acciones”, recuerda.
Esa primera experiencia fue solo el inicio.
Cuando la familia llegó a Medellín, World Vision Colombia los acompañó desde el programa escolar en el colegio donde estudiaba Jere, eso en el año 2023.
Allí recibió apoyo académico, útiles escolares y acompañamiento emocional, mientras que su familia recibió ayuda alimentaria y formación comunitaria.
“World Vision nos tendió la mano cuando más lo necesitábamos”, recuerda Zulma. “A mí me apoyaron con capacitaciones y una ayuda económica, y a Jeremías le brindaron oportunidades para seguir creciendo en lo que ama.”
Fue precisamente en ese proceso cuando World Vision lo identificó como un niño líder, invitándolo a participar en la Ruta de la Niñez del programa Niñez Ya, con apoyo de la Universidad de los Niños de EAFIT*.
Desde entonces, Jeremías se ha formado en derechos humanos, liderazgo, políticas públicas y desarrollo social, despertando un profundo compromiso por el bienestar de la niñez migrante y los niños con necesidades especiales.
“Ese fue el inicio de un gran camino: alzar la voz con propósito”, dice su mamá.
Desde muy pequeño, Jeremías encontró en el agua su lugar seguro.
“La natación con aletas es mi alma y mi refugio. En nuestro proceso migratorio, me permitió sentirme bien en este país”, cuenta.
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En Medellín, Jeremías empezó a entrenar natación con disciplina y esfuerzo, hasta destacarse entre sus compañeros.
Actualmente, entrena en la Corporación Deportiva Yubartos – INDER Medellín, bajo la orientación de la entrenadora Valentina Hidalgo López, dentro de la Estrategia de Desarrollo Deportivo de la Alcaldía de Medellín.
Gracias a su dedicación, fue reconocido por la Secretaría de Educación de Medellín como talento excepcional deportivo dentro del programa Capacidades y Talentos.
Ha representado al municipio y al departamento en competencias nacionales, incluyendo:
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“Para el crecimiento de Jeremías en su deporte es fundamental que pueda participar en los campeonatos nacionales, y World Vision siempre lo ha apoyado. Gracias a eso, hoy es parte del Team Medellín y ha logrado mantener viva su pasión por la natación”, afirma Zulma.
El acompañamiento de World Vision Colombia ha sido clave en este proceso ya que,
a través de apoyo académico, alimentario y económico, la organización ha contribuido a que Jeremías continúe desarrollando su talento y fortaleciendo su liderazgo juvenil.
Su historia demuestra que el deporte puede ser una herramienta poderosa de integración, disciplina y esperanza.
Jeremías entrena cuatro veces por semana en el Complejo Acuático de Medellín, con la mirada puesta en un sueño claro:
representar a Colombia en competencias internacionales de natación con aletas y dejar una huella positiva para la niñez migrante.
“Mi meta es destacarme a nivel nacional e internacional, representar con orgullo a Antioquia y a Colombia, y demostrar que el talento y la perseverancia abren caminos”, afirma.
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Jeremías es más que un deportista o un líder. Es la muestra viva de que el talento florece cuando encuentra apoyo, y la esperanza crece cuando una comunidad acompaña.
Cada medalla y cada palabra que pronuncia son una prueba de que detrás de cada número y estadística de migración hay un rostro, una historia, una voz que merece ser escuchada.
Hoy, además de destacarse como nadador, Jeremías ha llevado su voz a espacios locales, nacionales e internacionales donde representa las ideas, sueños y preocupaciones de la niñez.
Ha participado en escenarios como Informado por la Niñez, el Proceso de Quito, Niñez Congresista, la Ruta de la Niñez de Niñez Ya —en alianza con la Universidad de los Niños de EAFIT—, y más recientemente, en el Concilio Trienal de World Vision, donde compartió su testimonio como adolescente migrante y líder.
En cada espacio, Jere demuestra que su historia trasciende las piscinas: inspira, conecta y abre camino para que más niños y niñas sean escuchados.
“Somos el presente y también el futuro”, dice. “No podemos esperar a crecer para ser escuchados. Necesitamos ser parte de las decisiones ahora, por la niñez migrante, por la niñez de Colombia y del mundo.”
*INDER: Instituto de Deportes y Recreación.
*EAFIT: Escuela de Administración, Finanzas e Instituto Tecnológico
“Yo llegué con miedo, pero el agua me enseñó a nunca rendirme.” — Jere ¿Y si migrar fuera como nadar? Lo haces por una motivación o tal vez una necesidad, pero una vez dentro, necesitas tomar aire para avanzar, pensar en cada movimiento y no rendirte.
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