Entre hilos, tintas y telas de colores, Angie Nicol aprendió que los sueños se estampan con esfuerzo, disciplina y amor. A sus 18 años, esta joven de Floridablanca, Santander, ha convertido cada reto en una oportunidad para crecer y demostrar que la resiliencia también se hereda.

Angie Nicol cursa actualmente grado 10° y sueña con estudiar Diseño y Patronaje de Moda para fortalecer el emprendimiento familiar y alcanzar sus metas personales. Su historia está tejida con constancia, trabajo en equipo y el ejemplo inquebrantable de su padre, don Israel, quien se convirtió en su mayor inspiración.
Sin embargo, cuando sus padres se separaron, la vida de Angie Nicol y sus hermanas dio un giro inesperado. La familia tuvo que mudarse y aprender a vivir con esta nueva realidad. Don Israel, decidido a brindarles un mejor futuro, encontró trabajo con uno de sus hermanos, pero pronto tomó una decisión que marcaría el rumbo de todos: independizarse y crear su propio negocio de estampados.
Aunque el espacio en su vivienda era pequeño, el taller comenzó a crecer, al igual que los sueños de la familia. Con esfuerzo, lograron construir un segundo piso para instalar el negocio, y fue allí donde las hijas de don Israel comenzaron a aprender el arte de estampar. En los tiempos libres del colegio, Angie Nicol y sus hermanas ayudaban con los pedidos, mientras comprendían el valor del trabajo en equipo, la independencia económica y la pasión por lo que se hace.

“Mi papá es inspiración para mí”, menciona Angie Nicol.
El talento y la visión de Angie Nicol encontraron un nuevo impulso cuando conoció el proyecto Youth Ready de World Vision, gracias a una convocatoria en su comunidad. Motivada por el deseo de crecer personal y profesionalmente, se unió al proceso junto con su hermana. Durante la segunda fase del programa, donde los jóvenes deciden en qué rama quieren enfocarse, se decidieron por el emprendimiento. Allí descubrieron el potencial del taller familiar y la posibilidad de hacerlo crecer.
Con el capital semilla que ganaron gracias a su presentación ante el comité seleccionador, invirtieron en telas de diferentes colores y texturas, además de pinturas especiales para sus estampados. Este paso les permitió diversificar su producción y soñar con llevar su marca más allá de su barrio.
“A mí me gustaría que el negocio creciera tanto que pudiéramos brindar empleo a la comunidad y exportar nuestras prendas, para que fueran reconocidas y tuviéramos sedes en Bucaramanga”. Angie Nicol.

Hoy, Angie Nicol y su familia son un reflejo de resiliencia, perseverancia y unión. Su historia demuestra que los sueños no se cumplen por casualidad, sino con trabajo, fe y amor.
Es así, como Angie Nicol, inspira a otros jóvenes: “Todo comienza desde cero. Si tienes una meta o un sueño, nunca es tarde para empezar. Al principio puede que no todo salga bien, pero con el tiempo y con la ayuda de Dios, todo es posible. Nunca te rindas, tus sueños se pueden cumplir. Lo más importante es hacer todo con amor.”
Angie Nicol hace parte de los 29 jóvenes acompañados en la vía de emprendimiento en Santander del proyecto Youth Ready de World Vision, una iniciativa que impulsa a la juventud colombiana a construir su propio proyecto de vida y a creer que el futuro también puede diseñarse con las manos y el corazón.
Para más información:
Bárbara Melo
Coordinadora de Comunicaciones World Vision
Correo: barbara_melo@wvi.org
Sobre World Vision
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Entre hilos, tintas y telas de colores, Angie Nicol aprendió que los sueños se estampan con esfuerzo, disciplina y amor. A sus 18 años, esta joven de Floridablanca, Santander, ha convertido cada reto en una oportunidad para crecer y demostrar que la resiliencia también se hereda.
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